El ‘10’ se cuerda de la hinchada txuri urdin instantes después de lograr la sexta plaza
Con la emoción todavía latente, el cansancio en las piernas y la txuri urdin enfundada, Mikel Oyarzabal se acordó de esa pata de la mesa que tanto han echado de menos desde el confinamiento: su hinchada. “Espero que esta situación termine pronto, no es fácil para nadie jugar sin afición. Para nosotros no es lo mismo jugar solos en el Reale Arena. Un año tan bueno como éste hay que disfrutarlo con nuestra gente y esperamos poder hacerlo pronto”.
Instantes antes, el tanto de Januzaj había supuesto una auténtica explosión de júbilo, una liberación en toda regla. La Real volvía a Europa tras un mes complicado en el que el premio estuvo en el alambre. “Las sensaciones de un momento a otro cambiaban, van de un extremo al otro. Con un gol cambia todo. Hoy -por ayer- creo que la suerte ha estado un poco de nuestro lado. Muchas veces hemos hecho un trabajo tan bueno como el de hoy pero nos faltaba ese punto de fortuna. No hemos dejado a un equipo como el Atlético generarnos casi ocasiones y hemos luchado hasta el final”.
“Creo que el equipo estaba bien físicamente después del parón pero las sensaciones no eran buenas. Sin embargo, nosotros sabíamos que esta era nuestra manera de jugar”, reivindicó el ‘10’. “Pese a que había gente que dejó de creer en nosotros desde el primer partido, nosotros lo teníamos claro. Tenía mucha confianza en el quipo, en cada jugador, y sabíamos que para estar arriba necesitábamos la ayuda de todos”.